"...Sentada en el acantilado del alma la vida se despliega ante sus ojos como un mapa infinito que se repliega y se hace minúsculo al intentar atraparlo, hasta casi desaparecer. De nuevo ocurrió. Otra vez sus manos se le volvieron extrañas, como todo a su alrededor. Es uno de esos momentos en los que la consciencia de la propia individualidad oprime el esternón. De nuevo esa presión que hace que sus pulmones se peguen entre sí y su mente parezca enajenarse por un tiempo de su cuerpo. Contempla su esencia desde arriba, esa esencia que es la esencia del todo, pero que ella no logra aprehender, sino tan sólo vislumbrar en ocasiones. Tan sólo fugazmente, como un destello. Y de pronto quien intenta recobrar la respiración de nuevo no es ella, sino una fuerza extraña que controla sus funciones vitales. Cierra los ojos.... intenta dejar de sentir por un segundo.... No pasa nada; pronto volverá la infantil consonancia con la vida..."
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Me duele tu dolor y la ausencia de risa en tu alma
Me duele la vida porque te duele a ti, y esta soledad que me parece infinita
Miles de cadáveres con las cuencas vacías se agolpan en torno a mí
Me empujan, y tiemblo, y lloro,
y la angustia de no poder salir de mi cuerpo me agujerea el alma
Se tapa los oídos pero los gritos del infierno le machacan el cerebro
y todo el dolor acumulado durante siglos en el mundo parece reunirse en su centro
Mis ojos, mi mente, mi alma buscan algo sin saber qué es,
y sólo alcanzo a percibir el vacío y la soledad absoluta.
Tan sólo eso...
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Hoy confieso que tu imagen me atormenta
que tus miradas anulan mi mente
y tus chillidos congelan mis actos
Hoy confieso que aún me desgarro
y mi alma tiembla al revivir el miedo
Hoy confieso que no logro olvidarte
y no por amor, sino por daño
Ya no te quiero, es cierto, tampoco te odio
pero no perdono el alma en carne viva
y este corazón temblando
Mi mente sabe que no puedes herirme
que ya pasó todo, que quedó muy lejos
pero el corazón no puede evitar a veces
sin saber por qué razón
acurrucarse a temblar llorando de miedo
EL MUNDO
"El mundo es eso -reveló-. Un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende". E. Galeano
